¿Qué es la administración estratégica?


 La dirección estratégica se define como el arte y la ciencia de formular, implantar y evaluar las decisiones a través de las funciones que permitan a una empresa lograr sus objetivos. 

Se centra en la integración de la gerencia, la mercadotecnia, las finanzas, la contabilidad, la producción, las operaciones, la investigación y desarrollo, y los sistemas de información por computadora para lograr el éxito de la empresa.

Tiene como principal objetivo que las empresas se adapten al cambio a largo plazo. La dirección estratégica se basa en la creencia de que las empresas deben continuar vigilando las tendencias de los acontecimientos internos y externos, de tal forma que cuando sea necesario se realicen los cambios de manera oportuna.

El proceso de dirección estratégica posee tres etapas:

1. La formulación de la estrategia: Comprende la creación de una visión y misión, la identificación de las oportunidades y amenazas externas de una empresa, la determinación de las fortalezas y debilidades internas, el establecimiento de objetivos a largo plazo, la creación de estrategias alternativas y la elección de estrategias específicas a seguir. 
Las acciones en esta etapa abarcan la toma de decisiones sobre los negocios a los que ingresará la empresa, los negocios que debe abandonar, la distribución de los recursos, si se deben expandir o diversificar las operaciones, si es conveniente entrar a los mercados internacionales, si es mejor fusionarse con otra empresa o formar una empresa común, y la manera de evitar una toma de control hostil.

2. La implantación de la estrategia: Es la etapa de acción de la dirección estratégica. La implantación de la estrategia significa movilizar a los empleados y gerentes para poner en acción las estrategias formuladas.
Aquí es necesario que la empresa establezca objetivos anuales, diseñe políticas, motive a los empleados y distribuya los recursos de tal manera que se ejecuten las estrategias formuladas; la implantación de la estrategia incluye el desarrollo de una cultura que apoye las estrategias, la creación de una estructura de organización eficaz, la orientación de las actividades de mercadotecnia, la preparación de presupuestos, la creación y la utilización de sistemas de información y la vinculación de la compensación de los empleados con el rendimiento de la empresa.

3. La evaluación de la estrategia: Es la última etapa. Provee información sobre el funcionamiento adecuado o no de la estrategia para decidir modificaciones o incluso su eliminación.
En esta etapa se efectúa  la revisión de los factores externos e internos en que se basan las estrategias actuales, la medición del rendimiento, y la toma de medidas correctivas. 
La evaluación de la estrategia es necesaria porque el éxito de hoy no garantiza el éxito de mañana. El éxito genera siempre problemas nuevos y diferentes que demandan acciones innovadoras para nuevos éxitos.

Las actividades de formulación, implantación y evaluación de la estrategia se realizan en tres niveles jerárquicos: directivos, de división o unidad de negocios estratégica, y funcional. La dirección estratégica ayuda a una empresa a funcionar como un equipo competitivo por medio del fomento de la comunicación y la interacción entre gerentes y empleados a través de los niveles jerárquicos.  

En el proceso de dirección estratégica se integran análisis e intuición. Por un lado se trata de un
enfoque sistemático, lógico y objetivo para la toma de decisiones en una empresa, pero por otra parte necesita de experiencias, juicios y sentimientos del pasado para hacerlo.

La intuición es especialmente útil decidir en situaciones de mucha incertidumbre o con antecedentes escasos, también cuando existen variables que están muy relacionadas o cuando es necesario elegir entre varias alternativas posibles.

Fuente: David, Fred R., Conceptos de Administración Estratégica. Pearson Educación, México, 2003.


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